Frente a los sistemas de cultivo más tradicionales, vinculados al cultivo de plátanos de la variedad pequeña enana y Williams, aparecen a partir de los 90 del siglo XX nuevos sistemas de cultivos que se extienden aguas abajo del enclave de Fuente Morales, encajadas en los meandros del barranco, y que se vinculan a la variedad gran enana, de mayor rentabilidad.
Con la introducción de las nuevas variedades, fomentada por las ayudas europeas, se empieza a generalizar también el uso de los plásticos y mallas para cubrir y proteger al cultivo del viento e impedir la fuerte evaporación; así como nuevos sistemas de riego que producen un ahorro considerable de agua; recurso muy escaso no sólo en el barranco sino en toda la isla de Gran Canaria. Hasta el punto, que hoy día comienzan a utilizarse para el riego las aguas depuradas, lo cual podría redundar en la competitividad de estas explotaciones por el abaratamiento de este preciado recurso, y por tanto como factor para la reactivación de las parcelas y bancales semiabandonados.
Desde esta perspectiva, podemos contemplar también los bancales de Guiniguada como un "paisaje de oportunidades" potenciales (agricultura, agroturismo, laboratorio científico, filtros verdes, regulación hídrica, mitigación del cambio climático, etc...).